Teresa no tiene otro ideal ante sus ojos más que “salvar” y conducir a  Cristo a toda persona humana, La unidad de la Iglesia es una  preocupación central.
 
 Toda la obra de Teresa atestigua que el  hombre es capaz de alcanzar la verdad. No somos ciegos que tantean y  divagan en el vacío. En el interior se encuentra uno con la verdad y la  belleza y el amor de Dios. Toda la Iglesia está invitada a sumergirse  para saltar luego hacia Dios en un movimiento recíproco. Hay que  convencerse que las estadísticas, los medios poderosos y  las  seguridades, no tienen la fuerza de una persona encendida en el amor de  Dios...
 
 Cristina Kaufmann

 
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