miércoles, 13 de marzo de 2013

"Santo Padre, Nuestra familia de carmelitas descalzos, descalzas y seglares le da la más calurosa bienvenida."

CARTA DEL PADRE GENERAL DE LOS CARMELITAS DESCALZOS, SAVERIO CANNISTRÀ, OCD A S.S. FRANCISCO.

Santo Padre,

Nuestra familia de carmelitas descalzos, descalzas y seglares le da la más calurosa bienvenida. Con la sencillez que nos han transmitido nuestros padres y nuestras madres en el Carmelo, le abrimos la puerta de nuestro corazón. Cuente con nosotros, Santidad, con estos sus hijos e hijas en Cristo Jesús.

Nuestra Santa Madre Teresa nos enseñó a vivir el don de la fe en comunión de amor con la Iglesia, en espíritu de obediencia al Vicario de Cristo, poniendo nuestras vidas al servicio del Reino. Esto hicimos con sus predecesores y esto haremos con usted.

Manteniendo en nuestro corazón un sentimiento de profunda gratitud hacia su predecesor Benedicto XVI, cuya vida tanto nos ha ayudado a poner los ojos en Cristo, hemos vivido con serenidad confiada, oración expectante y gozo emocionado la elección del nuevo Papa. Cada día le decíamos al Señor:

“Muéstranos al que has elegido para guiar la nave de Pedro en este tiempo de gracia”. Y ahora que le hemos visto, acogemos en Su Santidad a aquel a quien Dios nos ha enviado.

Gracias de corazón por haber dicho sí. Imaginamos que no habrá sido fácil hacerlo frente a las arduas tareas que le esperan. Pero hemos visto en su rostro la humildad verdadera de quien se ofrece como instrumento del Señor, del que deja que sea Él mismo quien obre a través de sus palabras, de sus decisiones, de sus acciones.

En Su Santidad hemos reconocido una vez más la obra del Espíritu, su fuerza renovadora, que guarda continuamente sorpresas para sus fieles y por esto damos gracias a Dios.

Santo Padre, querríamos decirle con un poco de atrevimiento que deseamos ser sus amigos. Querríamos que nuestra familia del Carmelo sea para Su Santidad como una nueva Betania, donde pueda descansar de sus fatigas y donde, juntos, podamos hablar de las cosas que más amamos: de nuestro Amigo Jesucristo, de su Iglesia, de los más necesitados de nuestro tiempo. El nombre que ha escogido nos anima a hacerlo: es el nombre de quien, siguiendo las huellas de Cristo, ha querido ser siempre el más pequeño entre sus hermanos.

Seremos con usted misioneros cuando se pondrá en camino para anunciar el Evangelio a todo el mundo. Nos uniremos a Su Santidad cuando proclame con valentía y fuerza la paz y la justicia del Reino de Dios. Cuando aparezca la cruz, nos tendrá a su lado para abrazarla junto a usted. Y estaremos a su lado, también, cuando se retire en oración para hablar al Corazón de Jesús.

Ponemos su pontificado bajo la protección de María, que para nosotros es “Flor del Carmelo, Viña florida, Esplendor del cielo, Virgen fecunda, Madre tierna, Estrella del mar”.

¡Que Dios le bendiga!

Sus hijos e hijas del Carmelo Descalzo.

SAVERIO CANNISTRÀ, OCD

Fuente:http://www.carmelitaniscalzi.com/vercommunicationes.php?Id=3985

O morir o padecer...

La vida de nuestra Santa fue un milagro permanente de la gracia de Dios, una luz en los caminos de España, una fuente de bendiciones para quienes la conocían. Y era tanto su deseo de amar y hacer el bien que por salvar las almas de los pecadores estaba dispuesta a sufrir lo que Dios le pidiera. De ahí que su frase favorita era:

O morir o padecer.

(Vida 40, 20)

"Él estaba conmigo"

Este suceso ocurrió en Salamanca al regresar la Madre de la fundación de Alba. Era el 8 de abril de 1571 y escribe:
Había estado harto fatigada, vi que era tarde para hacer colación (comer) y no podía; a causa de los vómitos, háceme mucha flaqueza no la hacer un rato antes, y así con harta fuerza puse el pan delante para hacérmela para comerlo, y luego se me representó allí Cristo y parecíame que me partía del pan y me lo iba a poner en la boca; y díjome: “Come, hija, y pasa como pudieres; pésame de lo que padeces, mas esto te conviene ahora”.

Quedé quitada aquella pena y consolada, porque verdaderamente me pareció (que Él) estaba conmigo.

Santa Teresa de Jesús

Cuenta de conciencia 12, N° 3.

Cantaré eternamente las misericordias del Señor...

"Misericordias Domini in aeternum cantabo"
«Un canto de las Carmelitas descalzas de San José de Ávila»

Cantaré eternamente las misericordias del Señor, anunciaré tu fidelidad por todas las edades...

Estas palabras del salmo 88 se han colocado muy frecuentemente en los cuadros de Santa Teresa como flámula. Nos ayuda, sin duda, a comprender como comprendió su vida.

Teresa nos enseña a descubrir la vida como un campo donde encontrar un tesoro: la misericordia de Dios, para poder celebrarla eternamente.
¡Qué rico se hallará el que todas las riquezas dejó por Cristo! ¡Qué honrado el que no quiso honra por El, sino que gustaba de verse muy abatido! ¡Qué sabio el que se holgó de que le tuviesen por loco, pues eso mismo llamaron a la misma Sabiduría! ¡Qué pocos hay ahora, por nuestros pecados! Ya, ya parece se acabaron los que las gentes tenían por locos, de verlos hacer obras heroicas de verdaderos amadores de Cristo. ¡Oh mundo, mundo, cómo vas ganando honra en haber pocos que te conozcan!

Santa Teresa de Jesús

(Vida 27, 14)

Un día de marzo de 1575...

"La fundación del Monasterio de San José de Caravaca"

Un día de marzo de 1575, entre los fieles que escuchaban el sermón de un padre Jesuita, en la Iglesia de la Compañía, se hallaban cuatro doncellas de noble abolengo. Tras el oficio religioso, y durante un cambio de impresiones, deciden no volver a sus respectivos domicilios hasta tanto no consigan que la Madre Teresa se decidiera a fundar un monasterio de su reformada Orden Carmelita en aquella ciudad. Estas piadosas doncellas se recluyeron en la casa de una viuda: Doña Catalina de Otálora, quien se avino a albergarlas y mantenerlas hasta tanto consiguiesen sus propósitos, facilitándoles los medios para llegar a la Reformadora en demanda de sus aspiraciones. La Santa recibió las primeras noticias de Caravaca en su primer convento reformado: San José de Avila. Su primera intención fue la de venir en persona a Caravaca como acostumbraba a hacer en la mayoría de sus fundaciones. Sin embargo, la inesperada fundación de Sevilla y las noticias que tuvo sobre lo alejado de Caravaca y el mal estado de los caminos que hasta aquí conducían, fue lo que motivó su decisión de enviar a dos colaboradores.

El informe de éstos fue lo que hizo decidir definitivamente a Santa Teresa hacer la fundación en Caravaca. La misma Santa comenta que se debe a ellos la fundación de esta ciudad, ya que sin licencia de la Fundadora hicieron las correspondientes escrituras de una posesión en la ya mencionada calle Mayor, junto a una ermita dedicada a San José. Ellos y la viuda Catalina de Otálora, junto a Rodrigo de Moya, padre de una de las doncellas novicias que aportó parte del dinero necesario, son los verdaderos artífices de lo que hoy es un monasterio de cuatrocientos años de antigüedad.

La fundación no fue fácil. El permiso que el Gobierno del Rey Felipe II había de conceder para tal empresa fue otorgado, sin embargo, en una de las cláusulas, se especificaba que el nuevo monasterio estaría sujeto al mandato del Comendador de Caravaca, entonces perteneciente a la Orden de Santiago. La Santa, conocedora de lo que ello podría reportar en orden a la independencia del convento y a la política del momento, no vio con buenos ojos esta dependencia y volvió a solicitarse de nuevo, en junio de 1575, exigiendo que el monasterio dependiese directamente de la Orden del Carmen. Al fin el Rey otorgó la licencia, se subsanaron dificultades con el Obispado de Cartagena para poder decir misa en la casa y se envió priora: la madre Ana de San Alberto, inaugurándose oficialmente el monasterio, con la traslación del Santísimo Sacramento, el día 1 de enero de 1576. A partir de este momento comienza a erigirse el actual edificio, primero con la anexión de unas casas que estaban junto al convento, cuya compra autoriza la Santa el 30 de septiembre de 1589, y después con la de la ermita de San José, anexa a las mismas.

lunes, 4 de marzo de 2013

Ávila de Santa Teresa...

Parece que la Madre Teresa usó la comparación de castillo, porque su medio ambiente a ello la inspiraba. Pues en Avila, las murallas y almenas dan una sensación muy distinta a la que dan las otras ciudades. Y el ambiente de quietud, mueve a la reflexión, a la meditación, a la contemplación.

Aquellas empedradas calles que la Santa debió conocer tan bien como sus hábitos religiosos, oyeron y sintieron los ánimos de la Madre Teresa, quien fue una caminante por excelencia. Y como que viven todos aquellos recuerdos.

Hoy, Avila da la sensación de ser un gran convento, pero con una alegría queda. Porque los biógrafos explican que Madre Teresa, "alejada del mundanal ruido", no era dada a la tristeza ni quería que sus monjas vivieran en ese ánimo. Era así como en los conventos, ella, que enseñó los muchos aposentos del alma, enseñó también alegría secular, valiéndose de las risas, del cantar, y de las castañuelas.

En estos tiempos, el mensaje de Teresa de Jesús tiene la igual vigencia de antes. Y por momentos, es de mayor vigencia, porque uno de los grandes errores es huir de la intimidad anímica de nuestro castillo, para pretender adornarlo con muebles extraños, pudiendo nosotros organizar, en las interioridades del ser, los aposentos más formidables dentro de tan grande y majestuoso castillo que es el alma.

Hoy, a casi cuatrocientos treinta años, en tiempo que comienza a contarse con los dedos no hallando luego más dedos con qué contar, y perdiéndose uno en el mismo tiempo, cabe invocar a la bienaventurada Madre Teresa de Avila, y pedirle orientación.

Y darle las gracias por tan augustas orientaciones que ha dado a sus hermanos de todos los siglos.


Fuente: bastonycamino.blogspot.com

A Teresa de Jesùs...

Mujer de inteligencia peregrina
y corazón sublime de cristiana,
fue más divina cuanto más humana
y más humana cuanto más divina.

Hasta el impío ante tu fe se inclina
y adora la grandeza soberana
de la egregia doctora castellana,
de la santa mujer y la heroína.

¡Oh mujer! Te dará la humana historia
la gloria que por sabia merecieres;
mas con el mundo acabará esa gloria,
que por ser terrenal no es sempiterna.
¡Tú, Teresa de Ahumada, al cabo mueres!
¡Teresa de Jesús, tú eres eterna.


Jose Maria Gabriel y Galán

sábado, 2 de marzo de 2013

Un ideal...

Teresa no tiene otro ideal ante sus ojos más que “salvar” y conducir a Cristo a toda persona humana, La unidad de la Iglesia es una preocupación central.

Toda la obra de Teresa atestigua que el hombre es capaz de alcanzar la verdad. No somos ciegos que tantean y divagan en el vacío. En el interior se encuentra uno con la verdad y la belleza y el amor de Dios. Toda la Iglesia está invitada a sumergirse para saltar luego hacia Dios en un movimiento recíproco. Hay que convencerse que las estadísticas, los medios poderosos y las seguridades, no tienen la fuerza de una persona encendida en el amor de Dios...

Cristina Kaufmann

El Papa Pío IV

El Papa Pío IV fue quien otorgara el breve de fundación del convento de San José de Ávila a Santa Teresa .

Pero, quien fue este hombre que gobernó la Iglesia de 1559 a 1565?

Su nombre secular fue Giovanni Angelo Médici di Marignano; nació en Milán (1499) y murió en Roma (1565). Era hijo de Bernardino Médici y Cecilia Serbelloni, de origen humilde y escasa fortuna, sin relación alguna con el apellido Médicis de Florencia. Comenzó la carrera militar en Pavía y la terminó en Bolonia,granjeándose una sólida reputación de jurista y filósofo. Abrazó la carrera eclesiástica y la terminó a los 28 años. En 1527 llegó a Roma y Clemente VII le nombró protonotario y Paulo III le confirmó en el mismo oficio y después le nombró gobernador de Ascoli Citta-di-Castello. Realizó luego diversas misiones para este papa y fue nombrado sucesivamente gobernador de Ancona, arzobispo de Ragusa, gobernador de Perusa y cardenal presbítero con el título de santa Prudenciana, en 1549. Sus relaciones con Paulo IV no fueron amistosas, eligiendo el cardenal Médici un destierro voluntario, que endulzó con ocupaciones literarias y obras de caridad. A la muerte de Paulo IV, ascendió al solio pontificio, en 1559. Fue un hombre de dulce carácter, que contribuyó a la reforma católica sin emplear la severidad de su predecesor Paulo IV. Aunque practicó el nepotismo al igual que los anteriores pontífices, ello influyó positivamente en la Iglesia, al menos en el caso del nombramiento como cardenal a San Carlos Borromeo, que contribuyó en el triunfo del Concilio de Trento y llevó a cabo trascendentales empresas en favor del cristianismo. Realizó varias obras trascendentales en la ciudad eterna, fundando el seminario romano y embelleciendo la ciudad con suntuosos edificios, como el Convento de la Cartuja, la iglesia de Santa María de los Ángeles, el palacio de los Conservatorios en el Capitolio, la oficina de impresiones en el Vaticano, la Puerta Pía, obra de Miguel Ángel, la Angélica, en conmemoración de su nombre de pila, Ángel; abrió nuevas calles, edificó el Borgo Pío, restauró Villa Julia, continuó la obra de construcción de la iglesia del Vaticano, etc. En muchas de estas obras empleó a Miguel Ángel, a quien remuneró, honró y estimuló cuanto pudo. En política exterior tomó medidas contra Solimán, uniendo su armada a la de Felipe II, gastando en esta guerra grandes sumas. En 1565, pocos meses antes de su muerte se descubrió un atentado contra su vida. Después de librarse, cayó enfermo de una fiebre y murió en diciembre de 1565, tras un pontificado de casi seis años. Fue enterrado en la basílica de San Pedro, y sus restos fueron trasladados en 1583 a la iglesia de Santa María de los Ángeles. Le sucedió Pío V.

Fuente: www.mcnbiografias.com