lunes, 18 de febrero de 2013

El Carmelo es todo de María...

¿Carmelitas? ¿Carmelo? Una síntesis de muchas palabras que hablan de María Santísima de su hogar, plantel y jardín de sus delicias… su Orden.

El monte Carmelo, en hebreo הר הכרמל, abierto al Mediterráneo, unas cuevas que sirvieron de mansión y refugio a unos valientes ex cruzados, antiguos soldados y nobles latinos, que con motivo de la conquista de los Santos Lugares quisieron quedarse allí alrededor del siglo XII, junto al recuerdo vivo de Elías que impregnaba aquellas rocas y todo el paisaje alrededor de la Fuente.Aquel grupo de laicos, que descalzándose vivieron los fervores que entrelazan la hermosa memoria de la Madre de Dios y San Elías sobre la cima del Carmelo pintarían de un matiz especial el monacato de Oriente. Una Orden, con mentalidad occidental enraizada y fundada en Tierra del Señor.

De estos intrépidos, anhelaría nostálgica Teresa de Jesús su manera de vivir:”Qué de santos tenemos en el cielo que trajeron este mismo hábito… Que de hambre, y frío debieron pasar sin tenerse a quiense quejar sino a Dios… Tomad una santa presunción de ser como ellos.”

Allí en el Monte Carmelo se reunieron intuyendo el sitio ideal, allí plantando la primitiva generación de carmelitas se vivieron fervores marianos nunca antes visto y aquellos frailes con capa rayada, cantaron sus amores a María. Poco a poco y según la mentalidad feudal de la época, eligen a la Virgen como Señora del Lugar y modelo de sus vidas, a Ella consagran su existencia en imitación de Jesucristo, en Ella se fraguan y a su forma practican el ideal evangélico: “Amad al Señor tu Dios sobre todas las cosas…y a tu prójimo como a ti mismo.”

El carácter mariano de la Orden se encuentra presente desde los comienzos a través de la dedicación a la Señora del Lugar del primer oratorio o capilla, alrededor de la cual se organizaban las celdas, como hijos que se acogen al cuidado de la Madre alrededor y debajo de su capa.

Se llegó afirmar que El Carmelo es “todo de María”,es Ella la “Belleza y Hermosura del Carmelo”, y “no hay carmelita que no este enamorado de la Virgen”.

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